martes, 24 de diciembre de 2013

Capítulo 17


*Narra Hugo*

-          ¿Hugo que narices acabas de hacer? Déjame. - Aixa empezó a resistirse. Por lo que me paro, me giro y la cargo encima de mi hombro.

-          Quédate quieta.

-          Bájame por favor, tenemos que volver…

Empecé a correr con ella cargada al hombro. No podía ir muy ágil, pero era más rápido que andar.

No la solté hasta que entramos en casa, y cuando la dejé en el suelo me aseguré de que todas las puertas estaban cerradas con llave para que Aixa no pudiera huír otra vez. Fui hasta el baño y cogí el botiquín para curarle a Aixa lo que fuera que le había hecho ese chico.

*Narra Aixa*

No. Esto no puede estar pasando. Todo era perfecto hasta que llegó Hugo y lo derribó. Espero que esté bien, sino mataré a mi hermano. Y es que lo peor es que no sé a que ha venido la actitud de Hugo.

No sé donde se ha metido a todo esto. Acaba de volver y trae consigo el botiquín. ¿El botiquín? ¿Para que traerá el botiquín…?

No puede ser. ¿Todo ha sido por eso?

``(Minutos antes…)

Llevamos paseando un buen rato y ya estoy cansada. Hemos pasado un gran rato juntos despues de superar la timidez inicial.

-          Ay- acababa de apoyarme en un árbol y siento algo clavándoseme en la carne del brazo.

-          ¿Qué pasa Aixa?- Nathan se acercó a mi y comprobo que había una astilla profundamente internada en la carne. Puso una cara extraña.

-          ¿Es grave?

-          Está muy profunda, no la puedo sacar con la mano, puede dolerte un poco, pero tengo que hacerlo con una pequeña navajita…

-          Haz lo que tengas que hacer, pero sácala, duele mucho…´´

Nathan se pusó a hacerlo y entre el dolor de la astilla y la ``navajita´´, de vez en cuando se me escapaba un alarido. Y eso debió de ser lo que alertó a mi hermano, por que salía sangre.

Hugo se acercá a mí, me examina el brazo y me hace la cura. Cuando acaba me levantó y me voy a mi habitación. Ninguno de los dos ha dicho nada desde que salimos del bosque. Y la verdad no quería hablar con él despues de lo que había hecho.

Cogí una chaqueta y decidí salir al porche. Pero me encontré la puerta cerrada. No me acordaba de que Hugo la había cerrado todas.

-          ¡HUGOOOOO! ¿DÓNDE ESTÁS?

-          Detrás de ti

Me giré y lo vi observándome.

-          Quiero salir a sentarme.

-          Pues no va a poder ser.

-          Por favor, sal tú conmigo, necesito aire.

-          Supongo que vale.

Abrió la puerta y salimos los dos al jardín. Él se quedó sentado en el porche, mientras que yo me senté en la silla de plástico en la hierba. Justo antes de sentarme vi un sobre rojo con mi nombre.

`` Querida Aixa, esta tarde contigo, por muy breve que fuera, ha sido magnífica. Necesito verte otra vez, por muy dificil que sea…Nathan´´.

Capítulo 16


*Narra Nathan*

Espero haber escuchado bien, se acuerda de mí, no me olvidó. Tras decirlo se sonrojó, lo que le daba un aspecto angelical. Ansiaba estar más cerca de ella.

-          Bueno, yo….quería darte las gracias por haberme salvado la vida…- ahora me miraba directamente a los ojos.

Mierda. La culpa me carcomía por dentro. Si no fuera por mi no tendrías que haber estado en peligro. Me gustaría decirlo, pero no puedo, tendría que dar explicaciones muy largas que romperían este momento y eso haría que no la volviera a ver.

-          No hay de que…

Me mira y yo la miro, pero ninguno sabe que hacer. Decido seguir acercandome para volver a sentir  el roce de su piel.

*Narra Aixa*

Cada vez está más cerca y el corazón me va a mil. ¿Pero que me pasa?

Ya cerca de mi, me aparta de la cara un pelo que se había escapado de mi coleta y lo pone detrás de la oreja. Debe de ser el gesto más típico de las películas antes de un beso, lo más esperado…pero hace que me dé un vuelco el corazón. Creo que me he vuelto a sonrojar…

Él mismo corta el momento y pregunta:

-          ¿Te apetece dar un paseo?

-          Sería un placer.

Y echamos los dos a andar, uno al lado del otro, un poco incómodos los dos.

*Narra Hugo*

Examino el lugar y compruebo que hay unas marcas que atraviesan la hierba alta hacia el norte, y decido continuar por allí. Despues de un cuarto de hora siguiendo recto por el camino, oigo un grito.

Acelero y llego hastala voz y descubro que se trata de la voz de mi hermana. Está al lado de un chico y desde aquí miro su sangre. El chico esta de espaldas a mi, pero puedo ver el destello de un cuchillo. Aixa vuelve a gritar y yo no puedo controlarme. Llego hasta el chaval, lo agarro del brazo, le doy la vuelta y le asesto un golpe en la nariz y un rodillazo en el sitio que se que nos duele a los hombres. Se cae al suelo, agarro a mi hermana del brazo y la empiezo a arrastrar hasta casa.

Capítulo 15


*Narra Nathan*

Desde mi posición es imposible que me vea. Estoy ansioso por acercarme a ella, hacerlo bien esta vez. Pero no sé que es lo que me impide hacerlo, lo que me impide llevar mis pasos hacia ella. Tiene un aspecto angelical, se ha recuperado de todas las heridas.

No sé que hacer…

*Narra Aixa*

Hacía rato que había llegado al claro, pero no lo veía por ninguna parte.También, ¿en que estaba pensando? ¿Creía que iba a estar aquí esperándome así como si nada? Soy un tonta.

Doy vueltas a mí alrededor intentando vislumbrarlo entre los  árboles, buscando señales de él. Grito `` ¿Hola?´´ como si alguien me fuera a escuchar…Pero nada.

Finalmente asumo mi fracaso y me doy la vuelta para irme. Tengo que volver a casa, me siento culpable despues de haber engañado a Hugo, estará enfadado, lo mejor es volver.

Cuando empiezo a encaminarme al límite del claro, oigo una voz a mis espaldas:

-          No te vayas por favor…

Me giró y ahí está él. Ahí están esos ojos que me persiguen en sueños, esas manos que cuidaron mis heridas…Tiene el pelo oscuro y yo diría que necesita un corte por se le riza en las puntas y casi le tapa los ojos. No tiene la piel excesivamente morena, por lo que no ha estado bajo la exposición de la luz solar constantemente, lo que me hace pensar que no es un turista. De todas formas, si no es un turista, tiene que vivir aquí, y debe de tener más o menos mi edad, año arriba. Entonces… ¿Por qué no lo he visto en mi vida? Si lo hubiese visto me acordaría…Su constitución es fuerte, tiene unos brazos en los que seguro que puedes sentirte segura. Es alto, medirá sobre 1´80 o así.

 Es bastante atractivo, no tengo posibilidades con él… Bueno, aunque no lo sé, me estoy adelantando a los acontecimientos. ¿Qué me pasa? No puedo dejar de mirarle ni articular palabra. Debe pensar que soy tonta…

*Narra Nathan*

Estoy embobado delante de ella, la tengo a escasos cinco metros. Me está mirando de arriba a bajo pero no dice nada. Yo tampoco sé que decir. Por fin podía hablar con ella y no sabía que decirle.

*Narra Aixa*

- Hola…- al decirlo esbocé una sonrisa, que salió totalmente espontánea.

- Hola, ¿te acuerdas de mi?- mientras lo dijo dio dos pasos hacia mi, y al ver que yo no retrocedo, se fue acercando más salvando la distancia que nos separaba.

- Como si fuera posible olvidarte…- ¿pero como fui capaz de decir eso? Que vergüenza…

domingo, 22 de diciembre de 2013

Capítulo 14


*Narra Hugo*

No sé como puedo ser tan idiota. Cuando vi que Aixa subía las escaleras y se giró para sonreírme no sé, si me quedé en shock por el hecho de que me la había jugado con lo de mamá o porque era la primera vez que la veía feliz en meses.

Cuando salió de casa, desperté de mi inmovilidad, y fui hasta un espejo para ver el estado de la marca que decía mi hermana. Muevo la cabeza en todos los ángulos posibles para examinarme el cuello, y con asombro descubro que Aixa me había mentido.

Mierda.

He dejado que se escapé de casa. Sola. Sé que lleva sin estar sola semanas, y que estaba ansiosa por libertad pero no puedo dejar de sentirme culpable… ¿y si vuelve a pasarle algo?

Voy hasta el sofá a buscar mi móvil, y compruebo que tengo un mensaje de mi madre diciendo que cuide de mi hermana mientras ella pasa el día fuera.

Justo cuando acabo de leer el mensaje, suena el timbre. Voy hasta la puerta y me encuentro a Eric con un cargamento de chocolate.

-          Hola tío, he oido por ahí que el chocolate es bueno para la depresión, sé de alguien que hoy se va a alegrar mucho.- lo dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Me aparté para dejarlo entrar y mientras me quedé pensando en lo raro que estaba desde la salida del hospital de mi hermana. Se comportaba como si estuviera enamorado de ella,y no estaba dispuesto a aceptar eso por muy amigo mío que sea.

-          ¿y tú preciosa hermana?

-          Me la jugó y se escapó.

-          ¿¡Cómo!? Se escapó y estas aquí tan tranquilo. Tío a veces flipó contigo- tras estas palabras me mira con odio, y exploto.

-          ¡¿Qué!? ¿QUE TU FLIPAS CONMIGO? TU ERES EL QUE ESTÁ TRATANDO A MI HERMANA COMO TRATAS A TODAS LAS CHICAS, PRIMERO VAS DE AMIGO Y DESPUES SOLO LAS UTILIZAS. NO SE COMO PUEDES HACERLE ESTO A MI HERMANA, ERAIS AMIGOS…

-          Yo no la trato como a las demás...

-          ¡Y UNA MIERDA! Y AUN POR ENCIMA ME ECHAS EN CARA QUE NO ME PREOCUPO POR ELLA.

-          Estás muy nervioso, espero que no estes hablando en serio…

-          Tengo que salir de casa, ¿puedes irte?

-          Si…

No lo acompaño a la puerta. Me giro y salgo al porche donde me pongo los tenis que llevo a entrenar y echo a correr hacia donde sé que está mi hermana. No sé si voy para traerla de vuelta o para despejarme despues de haberle gritado a Eric…

Corro como unos veinte minutos, y llego al árbol donde suele sentarse, y no está. La he perdido otra vez.

Capítulo 13


*Narra Nathan*

No podía dejar de pensar en ella. Sabía que seguía viva, pero no había vuelto al bosque. Llevaba años observandola inconscientemente. Observando como crecía su rubia melena, como sus ávidos ojos observaban cada incisión de los rayos de sol entre los ojos, como iba evolucionando su habilidad con el lápiz sobre el papel…

Empezó a ir a aquel lugar cuando tenía más o menos siete años e iba siempre acompañada de su copia masculina. Pasados los años, su hermano dejó de acompañarla, y empezó a asistir de manera más frecuente. Pero también su felicidad fue decayendó...y lo único que podías leer en sus ojos era la tristeza que se iba calando en su interior. A veces solo se adentraba en el bosque para llorar desconsoladamente. Y yo no podía hacer nada.

Llevaba conociendo a esa chica en la distancia casi diez años y sentía ansiedad cada día que no la veía aparecer entre los árboles. Pensaba en ella todo el rato. En su manera de ser cuando estaba bien. En lo pequeñita que era, no debía medir más de metro sesenta, y era muy torpe, lo que me impulsaba a rodearla con mis brazos y protegerla. En sus ojos azules tan especiales…

No podía seguir viendola sufrir. Y todo esto fue lo que me impulsó a acercarme de ella, lo que desencadenó todos los hechos. Lo que hizo que se hiciera daño, que acabara en el hospital. Y, por lo que temía, lo que no había vuelto a verla aqui.

Pero si había ido a verla. Afortunadamente, el jardín del patio trasero de su casa, acababa donde comenzaba el bosque, y había ido hasta allí en varias ocasiones. No siempre la vi, solo pude hacerlo cuando estaba en el jardín, y quería acercarme, abrazarla, sonreirle, hablar con ella… Pero su hermano y el otro chico siempre estaban a su alrededor.

Nunca había tenido tal dependencia de una persona, pero ella era distinta. La excepción a todas las normas que regían mi vida.

Ahora mismo estoy tras el árbol donde la vi la primera vez. Cierro los ojos y dejo a mi mente vagar recordando a esa hermosa chica…

-          ¿Hola?

¿Era su voz o un simple delirio de mi mente? Abro los ojos y allí está. Y por primera vez despues de mucho tiempo, vuelvo a ver en sus ojos ese brillo especial que la caracteriza.

Capítulo 12

Han pasado semanas desde mi estancia en el hospital. Nadie diría que quedan dos días para volver ya al instituto, a la rutina, a la depresión constante que sucede un día tras otro.
Todo ha sucedido muy rápido desde el primer incidente en el bosque, y no he podido pensar en otra cosa que no fuera el lobo, Nathan, y los hermosos ojos azules que compartían.
Y no he podido volver a verle… A mi vuelta del hospital, intentaron sonsacarme lo que había pasado, hasta volvieron a llevarme al psicólogo. Pero nada funcionó. Tampoco sé realmente lo que ha pasado. Necesito respuestas, necesito volver a verle. Pero esto se ha vuelto imposible ya que no me dejan poner un pie fuera de casa si no voy acompañada. Casi no recuerdo nada de él, en mis sueños aparece sin rostro, una masa de la cual solo se distinguen los ojos.
-          Aixa, ¿en qué piensas?
No me había percatado de que llevaba casi cuarenta minutos absorta, mirando a través de la ventana, pero sin fijarme realmente en lo que había tras el cristal. Me giré y examiné la cara de mi hermano. Hacía tiempo que no me fijaba en esos ojos verdes que dan fe a lo de que los ojos son el espejo del alma. Hugo es muy fácil de leer. Llevaba su rubio pelo a la moda, con un tupé en el flequillo. Antes no lo llevaba así, pero, estos son los cambios necesarios cuando perteneces a la élite del instituto, tienes que ser guay. Todos con la misma ropa, el mismo corte de pelo, saliendo con las mismas chicas y manteniendo todos, la actitud de tener el mundo en las manos. Rasgos propios de la popularidad. No me había fijado que en el último año había esculpido sus músculos, no como Taylor Lautner en Luna Nueva, pero ya no era un flacucho, supongo que ese era el por qué llegaba siempre tarde de sus entrenamientos…
-          Eoooo… ¿estás en este mundo? ¿Tengo algo en la cara...?
-          En realidad si- lo miré a los ojos completamente seria- tienes así como un sarpullido o algo así rojo debajo de la oreja… Como si un vampiro te hubiera chupado la sangre… Espera, tu ayer no podías salir de casa, te tenias que quedar como mi guardián… ¡Mamáaaaa…….!
-          Nononononononono, por favor no lo hagas, no se lo digas, haré lo que quieras..por favor…
-          Déjame salir.
-          Vale, ¿A dónde vamos?
-          No, a mi sola, tú haces lo que quieras.
-          Aixa, sabes que no puedo…
-          ¡Mamáaaaaaaaaaa! ¿A que no sabes qué?
-          Vale, acepto, te dejaré salir, pero no le digas nada.
Me levanté, y subí corriendo las escaleras hacia mi habitación.
-          ¿A dónde vas ahora?
-          A cambiarme- me giré y le sonreí más alegremente de lo que pretendía- Mamá no está en casa.
       Llegué a la habitación, me cambié y salí corriendo hacia el bosque.
       Por fin iba a volver a verlo,o eso esperaba.


viernes, 27 de septiembre de 2013

Capítulo 11


*Narra Aixa*

Llevo más de dos horas despierta. No soy capaz de volver a coger el sueño. Cuando abrí los ojos estaba girada hacia la ventana, y sentía otra respiración a mi espalda, por lo que decido darme la vuelta y ver de quien se trata.

Cuando veo a Eric no puedo dejar de sentir sorpresa, y más aún cuando compruebo que no esta dormido y me mira fijamente.

-          Hola princesa, ¿como te encuentras?

-          Yo…no lo sé sinceramente, siento como si un camión se hubiera dedicado a pasar por encima de mi cuerpo repetidas e interminables veces.

Se levanta y se acerca a mi cama. Hacia mucho tiempo que no fijaba en él. Ya había pasado la etapa de la temprana adolescencia donde el único chico en el que me fijaba era casualmente el mejor amigo de mi hermano. Esto me duró hasta que me di cuenta de que no era más que un gilipollas que jugaba con todas las chicas con las que estaba.

Pero aunque no sentía más que odio por él, era atractivo y sus ojos eran casi tan hipnotizantes como los del lobo.

El lobo... ¿Que habrá sido de ese majestuoso animal? Pero Eric no me deja seguir pensando en esto.

-          Mmm…¿y puedo hacer algo para que te sientas mejor?

-          No lo creo Eric… quiero ver a Hugo, conociéndolo se sentirá culpable, y él no tiene la culpa de nada…

-          Sssh….tu lo que deberías es descansar- alza su mano y sus dedos recorren mi mejilla con suavidad. Sus ojos se van posando en distintas partes de mi cara hasta quedarse en mis labios.

No podía creerme lo que estaba pasando. Su boca empezaba a acercarse a la mía lentamente hasta que nuestros labios se juntaron en un ligero beso, un mero roce.

-          Yo cuidaré de ti, no te preocupes,duerme…

Volvió a sentarse en la silla y yo volví a la postura en la que me encontraba antes,pero no quiero dormir. No entiendo que acaba de pasar,¿a que venía esto? Mi cabeza estaba confusa y no sabía que pensar…

Escucho y noto que su respiración se ha hecho más acompasada, creo que se ha dormido. Pasan diez, veinte, cuarenta minutos y aun sigo despierta. Y es cuando noto otra respiración distinta a la de Eric. No hace falta que me gire, ante mí aparecen esos ojos tan magnéticos.

-          Estás viva- lo dijo con una sonrisa en la cara- ¿te acuerdas de mi?

-          Vagamente…¿tu nombre era Nathan?

-          Si. Estaba muy preocupado por ti…la segunda vez no pude hacer nada por ti. Todo esto es mi culpa, no deberías estar en el hospital…lo siento… debería irme y dejarte descansar.

-          No…yo…quédate…

-          Lo siento-posa sus labios en mi frente de forma fugaz como un padre que arropa a su hija y se va.

Nathan,ese era su nombre y por fin lo decía en voz alta. Me siento confusa,este chico a dejado en mi mucha más huella que ese beso robado,lo que no tiene sentido.

Solo sé,que necesito volver a verle.