*Narra Hugo*
-
¿Hugo que narices acabas de
hacer? Déjame. - Aixa
empezó a resistirse. Por lo que me
paro, me giro y la cargo encima de mi hombro.
-
Quédate
quieta.
-
Bájame por
favor, tenemos que volver…
Empecé a correr con ella
cargada al hombro. No podía ir muy ágil, pero era más rápido que andar.
No la solté hasta que
entramos en casa, y cuando la dejé en el suelo me aseguré de que todas las
puertas estaban cerradas con llave para que Aixa no pudiera huír otra vez. Fui hasta
el baño y cogí el botiquín para curarle a Aixa lo que fuera que le había hecho
ese chico.
*Narra Aixa*
No. Esto no puede estar
pasando. Todo era perfecto hasta que llegó Hugo y lo derribó. Espero que esté
bien, sino mataré a mi hermano. Y es que lo peor es que no sé a que ha venido
la actitud de Hugo.
No sé donde se ha metido
a todo esto. Acaba de volver y trae consigo el botiquín. ¿El botiquín? ¿Para
que traerá el botiquín…?
No puede ser. ¿Todo ha
sido por eso?
``(Minutos antes…)
Llevamos paseando un buen rato y ya estoy cansada.
Hemos pasado un gran rato juntos despues de superar la timidez inicial.
-
Ay- acababa de apoyarme en un árbol y siento algo
clavándoseme en la carne del brazo.
-
¿Qué pasa Aixa?- Nathan se acercó a mi y comprobo
que había una astilla profundamente internada en la carne. Puso una cara
extraña.
-
¿Es grave?
-
Está muy profunda, no la puedo sacar con la mano,
puede dolerte un poco, pero tengo que hacerlo con una pequeña navajita…
-
Haz lo que tengas que hacer, pero sácala, duele
mucho…´´
Nathan se pusó a hacerlo
y entre el dolor de la astilla y la ``navajita´´, de vez en cuando se me
escapaba un alarido. Y eso debió de ser lo que alertó a mi hermano, por que
salía sangre.
Hugo se acercá a mí, me
examina el brazo y me hace la cura. Cuando acaba me levantó y me voy a mi
habitación. Ninguno de los dos ha dicho nada desde que salimos del bosque. Y la
verdad no quería hablar con él despues de lo que había hecho.
Cogí una chaqueta y
decidí salir al porche. Pero me encontré la puerta cerrada. No me acordaba de
que Hugo la había cerrado todas.
-
¡HUGOOOOO! ¿DÓNDE
ESTÁS?
-
Detrás de ti
Me giré y lo vi
observándome.
-
Quiero salir
a sentarme.
-
Pues no va a
poder ser.
-
Por favor,
sal tú conmigo, necesito aire.
-
Supongo que
vale.
Abrió la puerta y salimos
los dos al jardín. Él se quedó sentado en el porche, mientras que yo me senté
en la silla de plástico en la hierba. Justo antes de sentarme vi un sobre rojo
con mi nombre.
`` Querida Aixa, esta
tarde contigo, por muy breve que fuera, ha sido magnífica. Necesito verte otra
vez, por muy dificil que sea…Nathan´´.